Muerte plácida

Un romántico (en el sentido real del término) ha muerto bajo tierra zamorana mientras buscaba un tesoro que le dijeron que había. 

La otra noche la tierra se lo comió sin llegar a ver oro alguno, pero, a cambio, le regaló una muerte -desoxigenada- dulce y plácida.

Cuántas faltas de oxígeno nos ahogan en la búsqueda de tesoros no soterrados, de esos que respiran también y hablan y callan y aparecen y desaparecen, y que a veces nos acercan a la misma muerte; esta, ni dulce ni plácida.
Que este soñador de siglo equivocado encuentre su joya allá donde esté.

http://www.elespanol.com/espana/20160816/148236006_0.html

Ilustración: Henn Kim

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